Con 6 episodios, la serie «Diciembre 2001», cuyo rodaje arrancó en estos días, contará uno de los momentos más importantes y críticos de la historia argentina moderna.
Producida por National Geographic Original Productions y realizada por Kapow, la serie está dirigida por Benjamín Ávila (“Infancia Clandestina”); con reconocidos actores puestos en la piel de figuras destacadas de la política de la época: Jean Pierre Noher como Fernando de la Rúa, Luis Machín como Domingo Cavallo, César Troncoso como Eduardo Duhalde, Fernán Mirás como Carlos “Chacho” Álvarez, entre muchos otros.
La serie está basada en el libro “El palacio y la calle”, del periodista Miguel Bonasso, adaptada por Mario Segade. Segade tiene una amplia carrera como guionista en televisión y lo político no le es ajeno, habiendo sido autor de series como «El Puntero»; además de clásicos de la televisión argentina como «Verdad Consecuencia», «Vulnerables», y «Resistiré», entre muchas otras.
Segade aprovechó toda la investigación para la serie y armó en pandemia «Ayer fue 2001», una serie de entrevistas con políticos que vivieron los hechos en primera persona como Ramón Puerta y Carlos Ruckauf, además de analistas actuales como Darío Sztajnszrajber y la economista Candelaria Botto. Todo como introducción a la productora que Segade armó, A MEDIA Producciones con la que buscará desarrollar proyectos cinematográficos en 2022.
¿Cómo surgió la idea de generar esas entrevistas para YouTube sobre los eventos del 2001?
La idea surgió a partir del acopio que tuve que hacer cómo autor. La serie se basa en el hecho real de lo que sucedió en el 2001: hay un personaje que hace de Cavallo, otro actor hace de De la Rúa. Está basada en el libro de Miguel Bonasso, llamado “El Palacio y la Calle”, un libro que refleja los días del 2001. Y adapté ese libro, con elementos de ficción, pero con mucho que tiene que ver con la historia argentina reciente.
El contenido de YouTube no tiene que ver con la serie, sino que tiene que ver conmigo. Hablé con tanta gente. La serie la empecé a escribir en 2019 pero me agarró la pandemia, con lo cual el Zoom empezó a ser una herramienta ya en ese momento. Así que en pandemia volví a convocar a todos con los que hablé y salieron estas charlas. Todo ese universo de la historia reciente me interpela y me fascina. Pero es algo propio, no vinculado con la serie.
Porque no sólo hay charlas con ex políticos de distintos cuadros políticos, sino gente de medios que armó su carrera en esa época, o personas que eran adolescentes cuando sucedió lo del 2001 y que hoy son economistas o escritores.
Sobre los entrevistados más jóvenes, los elegí por su conocimiento o análisis sobre elementos específicos de la época. Por ejemplo, Candelaria Botto es una economista muy grosa que sabe mucho sobre el nacimiento de las economías feministas, que Miguel Bonasso menciona en su libro al hablar sobre los clubes de trueque, que nacieron en el conurbano pero estaban motorizados por mujeres.
Pero lo que más me sorprendió fue hablar con los actores políticos de la época; que al entrevistarlos hoy parecían tener una amnesia absoluta de los hechos puntuales, en los que habían intervenido en primera persona. Hablé con ex Presidentes, ex gobernadores, ministros. O sea, gente a la que le costaba evocar esos momentos que para nosotros fueron determinantes, aun para los más jóvenes. Yo tenía veintipico y fue una tragedia para mí, para la sociedad. Para ellos también, pero en términos de detalles, no se acuerdan.
¿Alguna conclusión a la que hayas llegado tras toda la investigación?
Si bien lo ideológico me atraviesa, lo que veo es que el estallido tenía que haber pasado bastante antes en términos absolutamente económicos, por lo que pude investigar. Por cuestiones de política se iba emparchando, pero era una olla a presión por un montón de factores: renuncia el Vicepresidente, renuncian ministros que inmediatamente arman otras listas. Era un quilombo tremendo, con un Presidente muy debilitado y un peronismo que vio que podía volver. La bandera principal de la Alianza era pelear contra la corrupción menemista y un año y medio después aplaudimos rabiosamente a Duhalde. Y ficcionar esos hechos me interpelaba mucho.
LA SERIE DEL 2001
Toda la investigación realizada por Segade más el riquísimo material aportado por el libro de Miguel Bonasso sirvieron para armar los seis capítulos de la serie que veremos el año que viene. Segade no es ajeno a la escritura de series para plataformas, como «Edha» (la primera serie nacional producida por Netflix) y «Supermax», la poco vista en Argentina superproducción de Daniel Burman con Santiago Segura, Cecilia Roth y realizada en coproducción con media docena de países lo que le garantizó una enorme audiencia mundial.
«Veo que va cambiando la relación de las plataformas con lo argentino», analiza el autor. «Yo he tenido la suerte de haber trabajado la televisión abierta, con los principales canales y productoras: pasé por Telefé, por Pol-ka, Underground, Ideas del Sur. Trabajé con todos y obviamente el vínculo era otro, mucho más cercano. Las plataformas ya de por sí son pocas las que están instaladas acá, y es la primera gran diferencia: algo que tiene que ver con el trato. A favor, ¿qué le aporta una plataforma al contenido? Aporta masividad. Creo que le queda mucho por desarrollarse, creo que el esquema de pocos capítulos está empezando a entrar en crisis a mi criterio».
PRODUCCIÓN PROPIA
Luego de años de escribir para los demás, Segade consideró que había llegado el momento de armar sus propios proyectos, en especial para desarrollar una asignatura pendiente: dirigir y producir cine. «La productora nace en un escenario de crisis. Sigo trabajando como autor de series. Pero la productora nace por el deseo artístico y personal de hacer cine acompañado por participantes privados, en un escenario en el que el INCAA no da respuestas, o si las da las da a los que no somos extremadamente del palo del cine. Entonces la idea de la productora era salir a buscar partners, distribuidoras, productoras asociadas que se sumen: ¨sé escribir, sé dirigir¨. Podemos hacerlo. Hay gente que se fue sumando, y la idea de generar para no esperar a terceros que me llamen».
Uno de esos socios es nada menos que el gigante asiático, China. «Pese a todo mi trabajo en televisión y ahora en plataformas, yo quiero dirigir cine. Y ahí aparece un poco China. En realidad, aparecen un poco antes; gente que comercializaba y se dedicaba a temas culturales de China se ponen en contacto conmigo hace unos años y empezamos a desarrollar cosas de ideas que querían escuchar y a partir de ahí estamos recorriendo un camino para hacer una película que no sería china, ni siquiera una coproducción. Pero algo que desanda ese vínculo entre lo occidental y el mundo chino y el imaginario que hay sobre eso. Ahí es donde se toca con productores locales chinos con distribuidoras de cine chinas. China es un tipo de país muy singular y hay que ponerle mucha voluntad y hace a un tipo de país diferente. Y para ellos nosotros también somos muy diferentes. Ese entendimiento llevó años, pero con buenos resultados».
La película en sí no sería china pese a contar con capitales de ese país. Y Segade descubrió que su trabajo había viajado mucho más de lo que imaginaba: «Para mi fue novedoso que se fijaran en mí y tuve que tomar nota de la globalización y de cómo las cosas suceden. De repente te hablan de “El Puntero”. Y sí, la conocen».