«El Amarre»: Cine mexicano, directora argentina

Tamae Garateguy estuvo al mando de una de las películas de terror de mayor producción de Latinoamérica, estreno exclusivo de Prime Video de noviembre.

“El Amarre” es una película de terror sobrenatural de producción mexicana que forma parte de un slate de proyectos, una trilogía de filmes de género producidos por Lemon Studios, sin vínculo entre ellos. Lo llamativo es que uno de los coordinadores creativos de este trío de filmes fue el director argentino (radicado en México desde hace años) Adrián García Bogliano. Bogliano dirigió uno de los filmes (titulado “Juega Conmigo”), el director mexicano Lex Ortega se hizo cargo de un segundo proyecto (“Animales Humanos”); y para el tercero, Bogliano le ofreció la dirección a la realizadora argentina Tamae Garateguy.

Garateguy es una de las directoras más prolíficas del cine argentino reciente, con once películas en su haber (cuatro de ellas, incluida la trilogía de “UPA!”, en codirección). Pero, para alguien que manejó casi toda su carrera en el cine independiente (con sólo un puñado de sus filmes habiendo pasado por el INCAA), disponer de un presupuesto de 700.000 dólares para realizar una película de terror latina a estrenarse a nivel mundial iba a ser toda una experiencia más allá de lo estrictamente cinematográfico.

Ya disponible a través de Prime Video, la plataforma de Amazon, “El Amarre” cuenta con los protagónicos de Vadhir Derbez, Sofía Espinosa, Ana Lucia Robleda, y se centra en Julieta, quien hace un hechizo de amor para conquistar a un compañero de trabajo que cree perfecto para ella. El deseo se cumple, inician una relación que parece de cuento; pero pronto descubrirá que el hombre de sus sueños tiene un pasado oscuro. Lo que ella ignora es que él será capaz de hacer lo inimaginable para estar con ella eternamente.

 

¿Cómo llegás al mando de esta producción mexicana?

A través de Adrián García Bogliano, que es realmente una especie de ángel de la guarda (o ángel caído, ya que nos manejamos con los parámetros del terror) para el cine de género en Latinoamérica. Él está siempre generando proyectos, invitando a colegas a participar en ellos; y en este caso estaba a cargo de un slate de terror compuesto por tres películas de tres directores distintos. Las tres están producidas por Lemon Studios, una gran casa productora mexicana que produjo la película de terror más taquillera del cine mexicano. En las tres películas Adrián oficia como el productor ejecutivo y artístico. Me convoca porque es una película que tiene una temática más feminista, si me permites decirlo; y buscaban que fuera una directora mujer.

Más allá de las decisiones estéticas, ¿en qué elementos de la producción quisiste poner tu sello y qué venía ya predeterminado al momento de llegar al proyecto?

El marco de esta propuesta es la de película por encargo, por lo que llegás y el equipo técnico ya venía decidido. Podíamos opinar algunas cosas sobre el elenco, pero era una película que ya venía armada desde ese lado por la producción y la casa productora. No estaba mal porque al ser argentina, los productores opinaban en el sentido de conocer a los actores y qué significaba tener un casting u otro para el mercado mexicano. Todo lo referente al equipo técnico, la producción y los actores fue decidido por la productora.

¿Qué diferencias encontrás entre el trabajo en cine en México y en Argentina, en películas de calibres similares?

Esta es la película más grande que hice hasta ahora, con un presupuesto de 700.000 dólares. No sabría decirte las diferencias porque no hice una película de ese presupuesto en Argentina. Pero sí señalo que al ser una película de genero se nota la diferencia en lo que tiene que ver con realizar pruebas en la preproducción, y no creo que sea sólo por una cuestión de presupuesto necesariamente.  En el cine de género argentino no tenemos el dinero, pero tampoco el expertise o la práctica de hacer pruebas; algo que para el cine de género me pareció clave. El tema de los colores de sangre, hacer pruebas de cámara, verlo proyectado. Es fabuloso poder hacer pruebas de maquillaje y filmar una prueba en 8K, porque es dificilísimo que el primer plano de un maquillaje FX filmado en 8K dé bien a la primera. Era una locura y pude ver de primera mano el trabajo de un maquillador excelente de allá que se llama Cesar Perlop, pruebas de un maquillaje impecable a una definición que delata enseguida el error o el gimmick. Adrián había hecho pruebas de los estabilizadores en las cámaras. Tuvimos la posibilidad de probar cosas claves: pruebas de look, para tener bien el look antes de empezar a filmar.

También tienen una manera de trabajar mucho más jerárquica, a lo norteamericano: nosotros tendemos a algo más colaborativo si bien cada uno tiene su rol. Pero muchas veces nos metemos en otros roles para avanzar más rápido con algo porque queremos que suceda. Pero se trabaja de una manera muy profesional y aprendí mucho, en especial lo que tiene que ver con la previa y la post producción.

Con las plataformas ávidas de contenido y las barreras de la nacionalidad del contenido borrándose cada vez más, ¿cómo vez la chance de que más directorxs argentinos puedan filmar en otros países?

Creo que es una tendencia que vamos a ver cada vez más seguido en todo el mundo: los directores van a viajar para hacer diferentes producciones en el mundo, como algo más internacional. Va a ser más fluido, más común. A los directores argentinos nos sobra capacidad y expertise porque estamos acostumbrados a trabajar bajo presión, a trabajar con pocos recursos. Entonces, de alguna manera, cuando te ofrecen cierta comodidad y cierto piso de cuestiones técnicas, para nosotros significa una gran oportunidad para probar estéticas y formas de filmar con equipos de cámaras a los que no solemos tener acceso a menos que se traten de producciones muy grandes.

¿Cómo fue el trabajo con Simon Boswell, uno de los más destacados compositores de bandas sonoras del mundo?

Justo habíamos usado la música de “Perdita Durango” para referencia en esta película, y le dije que el BSO me parecía súper sexy, que la amaba. De hecho, él después me manda para una escena clave un tema con saxo que tiene un ritmo y una temperatura espectacular. Yo estaba un poco fan al trabajar con él y creo que lo atosigué un poco a preguntas. Yo me engancho con las personas que admiro a un nivel estilo niña; y en ese sentido uno de ellos, ¡es Simon Boswell! ¡O sea, él le hacía la música a Jodorwosky! Era admiración a ese nivel. Fue un placer verlo trabajar.

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