“El empleado y el patrón”: tras su paso por Mar del Plata llega a los cines

La coproducción uruguaya/argentina uvo su premiere mundial en Cannes y se estrena en el Gaumont y en Cine.ar esta semana.

Manuel Nieto Zas dirige este poderoso relato en el que los límites entre los dos sujetos del título, entrecruzan deseos y ambiciones, hasta que, un trágico suceso, determine un cambio en el camino que venían compartiendo. Profunda y reflexiva, con interpretaciones únicas y verdaderas de Nahuel Pérez Biscayart y Cristian Borges, «El Empleado y el Patrón» es uno de los grandes estrenos de este 2022 que recién está empezando y por eso hablamos con Nieto Zas y Pérez Biscayart.

La ambivalencia es una de las cosas más interesantes de la propuesta. ¿Cómo fue pensar esto desde el guion?

Manuel Nieto Zas: Yo hago como una especie de relación. Si yo genero una contradicción en un personaje, que dice una cosa y hace otra cosa, eso genera duda en el espectador. Y si ves bien en el cine, detrás de esas preguntas, siempre hay un emergente, siempre eso genera una emoción. Entonces es un camino hacia eso, profundizando las contradicciones. Para mí, cuanto más contradictorio un personaje, más profundo es. Expresa más caras de su vida. De hecho nosotros no somos de una sola forma, y el desafío de una película justamente es tratar de desarrollar todo eso en 90 minutos.

¿Hay una búsqueda de eso?

Manuel Nieto Zas: La gente da por sentado la relación entre el patrón y el empleado. Pero acá se rompe la relación. El empleado en un momento queda libre, toma su propio camino, y no está más a la sombra del patrón. ¿Eso es bueno o es malo?

Desde el título se juega con esto…

Manuel Nieto Zas: Claro, es el hilo desde el que se cuece toda la historia.

Lo interesante de la película es que los personajes no muestran todo desde un primer momento. ¿Es interesante eso para un actor?

Nahuel Pérez Biscayart: Sí, porque siento que uno no pueda poner en un lugar al personaje. Entiendo que sirve para estar en lucha permanente con lo que tenés que actuar y esa lucha tiene que ver también con la lucha del personaje. Sobre todo en esta película que todo lo que es moral, deudas, mandatos, deberes, esta todo ahí en tensión constantemente y que aunque los dos protagonistas vengan de extractos sociales muy diferentes están en el momento de emanciparse como hombres. Y esas preguntas están buenísimas. Cuantos más problemas tenés para actuar mejor. Pero no por pasión al conflicto. El conflicto está bueno porque impulsa ciertas cosas. Pero acá tenés que imaginar y complejizar, y de hecho me hice muchas preguntas, sobre los personajes que nos son agradables, que hacen cosas nefastas. Él es desagradable, aunque él sea medio un pelele del padre fumaporro y no pertenezca al negocio agroindustrial, ¿qué haces con personajes que son desagradables?  ¿Los haces? Que no sean celebrarlos, cómo representas a un machista, aunque no sea este el caso, pero me las hice.

Y que además se mantienen ciertas cuestiones de la ideología, como el puterío, ir ahí a demostrar hombría…

Nahuel Pérez Biscayart: El consumo de cuerpos existe en todos lados y creo que, para halagar al guion, podemos ver al puterío de una manera diferente. Y ojo, esto es sutil, no es flagrante a la cámara. La película hace las cosas un poco más incómodas para ver desde dónde te posicionas a ver las cosas, y eso está bueno. Prefiero eso a películas con una línea inequívoca que te vas y ya. Prefiero salir atribulado, para que puedas hacerte las preguntas que quieras y no las que el algoritmo te quiere imponer…

Claro, tiene que ver más con la incomodidad o falsas morales o compasiones, que todes encarnamos, privilegios, solidaridad, la condena inmediata, todo lo que se pone en juego de una manera muy sutil, que vi todo en el guion, como una telaraña muy presente, un planteo

Nahuel Pérez Biscayart: Además lo interesante es que uno tiene una idea del universo de cada uno. Pero se muestran otras cuestiones, como el deseo del empleado puede estar depositado en una persona y no en algo material, como siempre se lo representa en el cine…

Manuel Nieto Zas: En la película, el bebé al principio era un mcguffin: la historia iba a para un lado y después no. Tuve muchos problemas con productores por giros que hacía la película. Pero yo me mantuve firme con la idea de cambiar los puntos de vista de los personajes para el espectador. Existe ese juego intencional, de “traición”, que me sirve para poner al público alerta; que no sea todo sencillo. Está así pensada desde los dos puntos de vista.

¿Cuándo decidiste cambiar el rumbo?

Manuel Nieto Zas: El rumbo siempre era el otro, se puso al comienzo la escena con el bebé, luego lo del niño se abandona y comienza a aparecer hacia el final, cuando entran las madres, y el conflicto entre los protagonistas se apaga, suben las otras y ahí vuelve el bebe.

La relación entre el patrón y el empleado no es la clásica y allí radican también las contradicciones…

Manuel Nieto Zas: Ellos son como contradictorios y complementarios. Otra cosa importante es la idea de que la película tiene personajes que hacen a la historia dialéctica, que se cambia, que se mueve, no es estática, da toda la vuelta. Es increíble; cuando uno muestra la película te das cuenta que es mucho más grande todo que lo que pensaste, que imaginaste, que lo que pusiste en el guion, que la intención cuando la filmaste. Es hermoso de ver: es como un hijo que comienza a andar, hace morisquetas, se ríe, y tal.

 

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