Silvia Majul estrena finalmente en salas «El Nombrador», película con la que homenajea a Daniel Toro, uno de los grandes artistas y compositores de la música popular argentina. El film formó parte del 10 FICIC y pudo verse ya en TV Pública, pero ahora ingresa al circuito de salas INCAA.
Haciendo Cine dialogó con ella para saber más detalles de la propuesta.
Tras presentarla en diferentes festivales y provincias, ¿cómo te sentís con el estreno en el Gaumont de la película?
Si hacés una película, y pensás que no vas a estrenarla en pantalla grande, estás soñando en tv y no en cine. Me parece que uno realiza cada texto en el guion pensando en la pantalla grande. Por ejemplo, el comienzo de «El Nombrador» tiene una escena que me inspiró de La deuda interna, de Miguel Pereira. Me impresionó mucho ver esa escena del campo, tan cotidiana en lo personal, en pantalla grande, cuando la vi en el cine. Cuando hice el primer trabajo, me imaginé al protagonista viendo en esa pantalla enorme algo de su vida y diciéndole “esto es solo un fragmento de la enorme obra que usted nos dio”.
La música atraviesa tus películas, ¿es en la divulgación de los valores de la misma que encontraste el objetivo para ser realizadora?
Llevando una expresión como la música a la pantalla grande sentía que iba a conquistar nuevos espacios, nuevo público e iba a poner en la misma vidriera a otras expresiones del arte al folklore. Para mí todo es folklore. Un muralista en la calle. Un pintor en su taller. Y si pienso así porque no puedo pensar que esas expresiones pueden ir “como paseando” por otras áreas. Capaz que por esto innato de comunicar música, hace 30 años que hago prensa. Igual, nunca lo pensé como un musical cien por cien. Creo que el silencio también tiene música, un mensaje y mucha nostalgia. Fíjate que no hay música incidental. La imagen en el cine la dejo para los cineastas enormes que hay en nuestro país. Yo trato de comunicar “folklore” en movimiento, música como algo actual y no como una pieza de museo. Lucrecia Martel dice «creo que hay que sumergir a nuestro espectador en un universo sonoro que ponga en duda la verdad de las imágenes, que permita compartir la experiencia extraordinaria que nos da el cine de comprender que la realidad es una construcción” y yo lo parafraseo diciendo “hay que sumergir a nuestro público en el arte de pensar y ver la música y que interactúe con la pantalla” . En el caso de mis dos trabajos documentales disfruto mucho de la gente cuando canta mientras ve la película.
¿Qué trabajo previo y contacto con Daniel y su familia tuviste para llegar a lograr «El nombrador»?
Fue el primer artista con el que trabajé. Que conocí. Que llame de un teléfono público para convocar a un homenaje. De esa joven de 20 años que conoció a Daniel Toro, a esta mujer de 50 que realiza «El Nombrador», hay una vida de aprendizaje. Creo que los artistas, en todas sus expresiones (ya que creo que un albañil también puede ser un artista), son elegidos en lo que hacen, vienen con una información previa en sus genes. Parece increíble que una persona que no estudió música en un conservatorio haya compuesto a los 17 años “Para ir a buscarte”. Además siempre tuve esa pulsión de la curiosidad que a su vez se asombraba de la que tienen estos artistas que llegan a ser como “profetas” de un tiempo. En el caso de Daniel siempre sentí que fue en los escenarios un tsunami, un maremoto en 9 años dejando mil canciones y luego silencio absoluto, se va de los escenarios, prohibido, y con un cáncer en la cuerda vocal derecha.
¿Cuánto tiempo de rodaje tuviste?
20 días. 10 en Cosquín y 10 en Salta. Luego quedaron dos días en Buenos Aires, o sea que en 22 días pudimos tener las imágenes que quisimos. Claro que se completa con invalorable aporte de las cintas de Daniel en Cosquín 68, de Miguel Abuelo en el 82, entre otras. Un año justo para llegar al 3 de enero del 2021 y regalarle el Documental para su cumple 80. Creo, además, que todo tuvo un gran factor de suerte. Y el increíble aporte de la directora musical, y la que hace las entrevistas: Daniel Toro. Su hija menor. Con un carisma único y un gran talento me ayudó a llevar adelante este proyecto y que contamos con CD “Banda Sonora” y todo!!
¿Por qué Daniel Toro?
Aprender a hacer películas es difícil. Aprender sobre qué hacer películas es la cuestión, no? Entre los referentes es un caso único. Cantor con un registro privilegiado y compositor intuitivo de notable producción. Y sobre todo porque está entre nosotros. Quería ser el puente entre parte de su obra y la pantalla, pero también entre el ser humando humilde y guerrero que venció una enfermedad que lo atacó en su identidad (la cuerda vocal para un cantante es su identidad) y pudo vencerla de una manera admirable, con cero rencor y resentimiento. Una historia de vida, además de la historia de un músico. Como con las oscuridades y el barro de los caminos sacó una “gema”, esa piedra preciosa que todos tenemos adentro.
¿Cómo seleccionaste a los entrevistados? ¿Quedó alguien afuera?
Los y las entrevistadas fueron seleccionados cada uno por una cualidad y una relación especial con la obra de Daniel Toro. Por ejemplo, Víctor Heredia fue de mochilero al Festival de Cosquín a ver a su ídolo Toro y ese año termino subiendo al escenario mayor y ganó un premio cantando “Par cobrar altura”. Teresa Parodi porque considero que es la máxima compositora de Latinoamérica actualmente y quería que una mujer de su talla opine de un colega como Daniel. En el caso de Diego Torres, porque cuando grabó con Mercedes Sosa “Zamba para olvidarte”, logró con esa dupla que la zamba, que ya tiene casi 50 años, vuelva a estar en todos los fogones, guitarreadas y festivales del país. También hay entrevistados periodistas, locutores y está la voz de sus hijos y Mollo con Larcher reversionando el clásico “Cuando tenga la tierra”. Me hubiese gustado que esté Marián Farías Gómez, Carolina Pereletti, Luciana Jury…. Pero bueno, nos agarró la pandemia y no se pudo seguir filmando. Me imaginé un tema de Daniel cantado en una guitarreada por varias mujeres….
La película celebra la música y la identidad de nuestros ritmos ¿por qué crees que en algunos espacios esto sigue siendo difícil de lograr?
Ese es nuestro oficio: testimoniar el llanto, testimoniar la historia, ser memoria, decía Leonardo Favio. Creo que la gran batalla de estos tiempos, además de los virus, es la batalla cultural. Ahí no nos tenemos que dejar vencer nunca. En cuanto a porque creo que hay espacios que aún siguen siendo difíciles, porque nadie aún les enseñó la importancia de conocer nuestras raíces, nuestra identidad. Nada más y nada menos que el derecho de saber de dónde venimos, nuestros padres, nuestra música, nuestro teatro, nuestro arte. Un ABC de la cultura que debería ser materia obligatoria en las escuelas primarias y secundarias. Hablo con jóvenes donde tienen materias opcionales como Alemán o Italiano pero no Cine o Pintura… Una locura! Perdón si parezco fundamentalista. Creo que generando que estas disciplinas no sean tema corriente en las aulas estamos generando que la grieta cultural, social y educacional se profundice. No perder el espíritu de lucha y de confrontar, de eso se trata. No solo de aceptar algo que nos institucionaliza, sino abrir fuentes de debate y charlas donde el folklore y la cultura no se vea como algo de museo, sino como parte del patrimonio que está vivo en cada rincón del mundo. Concientizar por nuestro medioambiente y también por un ecosistema cultural del cine y la música que nos resguarde todo tipo de presiones y depresiones. El arte mima, salva, educa, acompaña.
¿Con qué te gustaría que se conecte la gente de la película?
Intento presentar a un ser humano que no puedas olvidar. Quiero que la gente conecte con un cine para oír, una música para ver, un silencio para compartir. Qué conecte con el espíritu libre de Daniel Toro…
¿Estás trabajando en alguna nueva película?
Si, con la cineasta mendocina Laura Piastrellini sobre Los Andariegos, un grupo vocal impresionante y otro proyecto con el realizador litoraleño, Marcel Czombos, sobre Teresa Parodi.