Conocida popularmente por sus trabajos en televisión y teatro, Jorgelina Aruzzi, es la protagonista junto a Roberto Moldavsky, de «Ex Casados», comedia romántica de la directora Sabrina Farji con la que ambos intérpretes debutan en el cine.
Los comediantes se ponen en la piel de Roberto y Sonia, un matrimonio con un vínculo en el que la moneda corriente es la pelea verbal hasta límites hilarantes. Las diferentes miradas que tienen sobre los estereotipos, machismo vs feminismo, y cómo quieren vivir sus vidas los lleva a tomar la decisión de separarse. Luego de dos años se reencuentran para dividir sus bienes. Cada uno con una vida nueva. Sin embargo, un accidente hará que Sonia tenga que ocuparse de cuidar a Roberto, volviendo a convivir en el departamento en el que vivían y viajar juntos al viñedo de sus sueños que tenían en La Rioja.
Presentada en “Noches Marplatenses”, del último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, hablamos en exclusiva con Aruzzi para conocer detalles de esta comedia.
El cine no es algo frecuente para vos. ¿Cómo fue ingresar en este mundo de Ex Casados?
El cine no es frecuente porque en general estoy haciendo tele o teatro y una película es incompatible a veces. Pero meterme en el mundo de «Ex Casados» fue muy lindo por el vínculo que logramos con Roberto.
¿Es la primera vez que trabajan juntos?
Hicimos hace mucho tiempo un piloto que se llamaba La Bobe, para Telefé, pero no pasó nada después. En la película rodamos dos semanas, paramos por la pandemia, y nos conocimos mejor. Nos mantuvimos en contacto y cuando después retomamos la película, fue un reencuentro también, y creo que la química con él y el elenco sirvieron.
¿Qué viste en el cine que te gustó a diferencia de lo que venís haciendo?
El cine tiene algo de trabajo previo con el personaje. Además de qué cuando vas a tirar toma ya sabés que la letra es esa, no te agregan cosas. Tenés más tiempo para las escenas, te sumergís en un personaje que sabés cómo empieza y termina. En televisión es distinto, y en el teatro un poco es con lo que pasa con el público. Creo que pasás en el cine muchísimo más tiempo con el equipo y estás concentrada.
¿Cómo vivís el estreno y su diálogo con el momento actual de conquistas de género?
Yo estoy muy atenta a eso. Con Sabrina también estuvimos hablando de ciertas escenas que para mí eran de una manera y para ella de otra y llegamos a la conclusión que venimos de muchos siglos de opresión y están por ahora los slogans: esto sí, esto no. Pero ponerlo en práctica lleva un tiempo, y mi personaje, Sonia, es una mujer contradictoria: está libre y vuelve a caer con él, porque se conocen de nuevo, y él la va a escuchando y deconstruyendo y evidentemente el vínculo es muy fuerte.
¿Cómo fue el rodaje? Porque además hay muchos insultos de sus personajes que en definitiva son orgánicos al relato
No recuerdo mucho cuánto insulté.
Muchísimo…
(Risas) ¡Muchas puteadas a él, porque la enoja! Está con las emociones a flor de piel. A mí me gusta putear, creo que una buena puteada a tiempo entra, me da gracia. Pero también es mi manera en la vida de manejarme, aunque no es que siempre que me enojo puteo.
¿Te gusta el cine? ¿Viste películas para preparar el personaje?
Me parece que en este tipo de comedia lo que hace el humor es la situación, no el actor. Estudié la letra y estuve en el presente y la situación. No armé nada antes.