Para acceder a la tierra de las plataformas, no es necesario contar con el INCAA ni con mega-presupuestos ni con Ricardo Darín o Guillermo Francella. Qué hace que Netflix, Prime Video y similares se fijen en una propuesta y no en otra todavía es un misterio y no queda supeditado exclusivamente al bendito algoritmo.
Prueba de eso es que una de las pocas compras de cine argentino que Netflix hizo en lo que llevamos de 2021 es «Historia de lo Oculto», una película de terror en blanco y negro sin nombres reconocidos en el elenco, ópera prima de Cristian Ponce, filmada de manera independiente con equipo y producción de La Plata.
Difícilmente adjetivos que hayan sido propuestos por obra y magia del algoritmo….
Sin embargo, «Historia de lo Oculto» sí tiene un elemento que la destaca: es una de las películas de género (terror, suspenso, fantasía) más premiadas y celebradas del cine argentino reciente junto a «Aterrados» (la cual también puede encontrarse en la N roja).
Esta muestra cabal de lo que puede lograrse con imaginación y capacidad aunque se cuente con un presupuesto limitado podría resumirse como si «Todos los Hombres del Presidente» hubiera sido escrita por H.P Lovecraft y dirigida por Roman Polanski.
Hablamos con su director, Cristian Ponce, que debuta en el largometraje tras las exitosas series web «Un Año Sin Televisión» y la animada «La Frecuencia Kirlian».
¿Cómo surgió la idea de Historia de lo Oculto?
La película surge del choque de dos cosas que me gustan mucho: las películas de conspiraciones y el cine de terror. Es una idea que venía desarrollando desde hacía un par de años, casi sin bajar nada a papel. Pero cuando surgió la posibilidad de producirla, todo empezó a caer en su lugar y se sumaron más cosas que me interesaban cuando escribí el guion. En general me gusta mezclar géneros, poner cosas donde se supone que no van. Con suerte esas combinaciones funcionan.
¿Cómo armaron la financiación y producción desde la independencia?
La película se hizo gracias al paso de «La Frecuencia Kirlian» de Youtube a Netflix, porque como productora tuvimos un ingreso que decidimos destinar a la producción de un nuevo largometraje (un par de años antes ya habíamos hecho la comedia «En Busca del Muñeco Perdido»). Todo el presupuesto se destinó a materiales, equipos, catering, ese tipo de cosas. De ahí en más, todo el equipo (delante y detrás de cámara) se puso la película al hombro y se la apropió. Así la película creció muchísimo, porque si bien yo era el que tenía toda la película en la cabeza, la suma de los aportes de todos y todas los involucrados proyectó mi idea inicial hacia algo mucho mejor.
¿Dudaron en algún momento en hacerla a color o el blanco y negro siempre estuvo decidido?
¿Qué referentes locales e internacionales tuvieron?
Los referentes locales no fueron tanto de género, porque la búsqueda de Ibáñez Menta e Ibáñez Serrador siento que iba por otro lado. En ese sentido, nuestros referentes nacionales más importantes fueron «La Larga Noche de Francisco Sanctis» y «Hay Unos Tipos Abajo», por todo el tema de la paranoia, las persecuciones nocturnas, etc. Eso como referentes positivos, pero también hay otros como «Las Barras Bravas», de Enrique Carreras, que no me gusta tanto pero que tenía esto del programa de televisión en vivo en medio de la película, que siempre me llamó la atención. En lo internacional los referentes más directos son «Todos los Hombres del Presidente», «El Bebé de Rosemary» y el telefilm «Ghostwatch», pero también entran en juego muchas cosas de manera inconsciente, o que advertimos mucho tiempo después de escribir o grabar la película.
¿La llegada a Netflix se dio más por su vínculo previo con La frecuencia Kirlian o por el recorrido en festivales? La película además se verá en distintas plataformas a nivel mundial. ¿Les sorprendió esta repercusión?