“Jesús López”: mimesis y duelo por Maximiliano Schonfeld.

Tras presentarse en varios festivales llega a las salas argentinas la nueva película del director de "La Helada Negra".

La nueva producción del cineasta entrerriano Maximiliano Schonfeld, «Jesús López», se plantea como un intrigante juego de espejos y opuestos, que comienzan a unirse a partir de la llegada de un extraño que ocupa el lugar de un joven recientemente fallecido.

Con guion del propio realizador y la escritora Selva Almada, el enrarecimiento de las imágenes, la poesía contenida en ellas y, principalmente, la tensión in crescendo del relato, permiten construir una de las narraciones más extraordinarias del cine nacional de los últimos tiempos, y que obtuvo el premio a la Mejor Película de la Competencia Latinoamericana del último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Este jueves se estrenará en el cine Gaumont y en Cine.ar Estrenos (Cine.ar PLAY y Cine.ar TV, con proyecciones el jueves y el sábado en prime time).

Formás parte del grupo de cineastas entrerrianos más activo y casualmente en las últimas producciones muchas hablan del duelo, como es el caso de «Piedra Noche», de Iván Fund y el de «Nosotros nunca moriremos», de Eduardo Crespo. ¿Hay algo que dispara el lugar?

Es muy difícil de entenderlo (risas). Fue casualidad. Evidentemente hay algo que nos excede a nosotros en el lugar, nunca lo charlamos entre todos. Cuando Eduardo Crespo presentó su proyecto “Nosotros nunca moriremos” al INCAA y ganó, nosotros ganamos al mismo tiempo con nuestro proyecto. Si bien somos muy amigos, cada uno estaba escribiendo por su cuenta. Alguien me dijo «está muy bueno el proyecto tuyo pero es medio parecido al de Eduardo«. Ahí le escribí a él. Justo estábamos en un rodaje, leímos las sinopsis, y sí: evidentemente hay algo. Entrando en especulaciones, estamos viviendo una edad en la que de alguna manera vivimos el destierro de nuestra provincia, con más tiempo en Buenos Aires que allá. Y hay algo que decíamos, de volver a nuestro lugar, que se va apagando, desapareciendo, que la vida está en otra parte. Tal vez siendo amigos, de la misma edad, podríamos asociarlo a algo en extinción.

Tu película trabaja con elementos fantásticos, con historias en espejo, la llegada del intruso, conceptos muy borgeanos. ¿Cómo armaste todo eso en la película?

Al principio, cuando empezamos a escribir con Selva Almada, era una historia mucho más larga que tenía que ver casi con la parábola del hijo pródigo, que salía de la aldea y hacía tránsito por la provincia, no sólo geográfico, sino, temporal. Con Selva decidimos concentrarnos en el primer arco narrativo y en la idea de las sustituciones, creyendo que la búsqueda de la identidad tiene algo de metamorfosis. Más en esa edad, que te construís tu propia identidad.

Y más el protagonista, que necesita cambiar de alguna manera…

Sí, y a veces eso de la posibilidad de agarrar lo que encontrás en la vida. Acá un espacio vacío y decide habitarlo.

¿Cómo encontraste a los protagonistas?

La búsqueda fue bastante intensa. Por las características sabíamos que un personaje así nunca iría a un casting, así que salimos a buscarlo: por escuelas, vía pública, por el campo. Y lo encontramos en un recreo en una escuela de una aldea brasilera, y encontramos este rostro que es parte también del paisaje.

No es forzado…

Claro, el rostro como una pieza más del paisaje. Hay un concepto que intento que me interpele de diferentes lugares, y es el de la topofilia, que de alguna manera es la interacción entre personas y paisajes y cómo se van influyendo mutuamente, y modificando. Para mí los rostros hablan mucho del paisaje, no tanto las personas.

¿Cómo es trabajar con varios proyectos a la vez?

Ayuda a vencer ansiedades tener proyectos paralelos que vayan avanzando. Ya lo había hecho antes con «La Helada Negra» y «La Siesta del Tigre», una ficción y un documental respectivamente. Pensé que iba a estar bueno repetirlo y lo hice con «Jesús López» y dos documentales, que fueron satélites de la película. Esos documentales contienen además, de alguna manera, el material que no se pudo incluir en la gran historia. Los pensé como distintos y los empecé a trabajar de otra manera.

Te escucho y me entusiasma la manera de trabajar. Pero siento que, en un punto, es injusto que tengan que estar con estos ejercicios en simultáneo para poder rodar…

Está cada vez más difícil y a veces necesitamos fondos pequeños para poder reutilizarlos en otros proyectos, porque además con la devaluación se licuan. Creo que Iván Fund, Eduardo y yo entendimos que es la mejor manera de impulsar los proyectos.

Y lo hacen en comunidad…

Sí, somos amigos. Cada uno tiene su grupo de trabajo, que a veces se intercambia. Por eso empujamos para que saliera la Ley de Cine en Entre Ríos para que otros y otras pudieran salir a filmar. Nosotros pensamos que a esta altura iba a haber más directores y directoras filmando, gente más joven. Se ve que están haciendo cosas, porque lo vemos en convocatorias, pero aun no se da. Y eso que la provincia tiene ventajas: la cercanía con Buenos Aires, con Rosario, con Santa Fe. No está tan aislada, y es fácil generar producción allá.

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