Justicieros, de Anders Thomas Jensen, narra cómo un grupo de hombres, con ganas de tirar todo por la borda, se enfrentan a su humanidad luego de sufrir pérdidas y ausencias. Protagonizada por Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Gustav Lindh y Roland Møller, entre otros, llega finalmente a los cines de Argentina.
Haciendo Cine dialogó con el realizador danés, ganador de un premio Oscar, para conocer detalles de esta apasionante historia, que en breve, tendrá su remake norteamericana.
¿Cuándo supiste que querías ser director?
Cuando vi Indiana Jones estuve seguro que haría películas y sería director, pero luego quise entrar a la escuela danesa de cine y no pude. Al tiempo comencé a escribir guiones. De hecho mi primera película, que la escribí también, tuve que dirigirla yo porque nadie quería hacerlo.
¿Cómo llegaste a rodar tu primera película?
Tuve suerte, porque el primer corto que hicimos con un amigo fue nominado al Oscar. Luego un segundo corto también y otro que finalmente ganó. Por eso pude empezar, porque sé que hay directores que tienen que luchar mucho tiempo para poder hacerlo. Así que fue suerte.
Como guionista, ¿vas al set?
Depende, porque no quiero molestar. Pero de hecho a quienes les escribo guiones son amigos, y me dejan participar. Pero el set, si no tenés una función, es un lugar muy aburrido.
¿Cómo surgió la historia y todas las capas que tiene la película?
Empezó por querer contar una historia de codicia y venganza, que ya se ha contado muchas veces; pero quise sumar el tema de la depresión de la mediana edad, y cómo algunas conexiones pueden revitalizar. Quise contar la historia de un hombre que está perdido, completamente, y luego imaginé el tema de las coincidencias matemáticas, y a partir de eso todo apareció.
Volvés a trabajar con algunos actores con los que ya coincidiste. ¿Buscas eso?
Me gusta trabajar con los mejores. De hecho con muchos hace 25 años lo hacemos. Eso es una ventaja y para mí es un lugar de seguridad e inspiración. Pero realmente creo que son los mejores, para mí, y muchas veces me preguntan por qué no cambio de equipo. Somos como una banda, y a los Rolling Stones no les pedís que cambien: nos impulsamos entre todos.
La búsqueda de justicia es solo una parte del relato, pero lo otro que se destaca es el tema de los vínculos…
Justicia es un tema, pero no quería que la venganza lo fuera únicamente, sin caer en conspiraciones, porque hoy, si ves las grandes cadenas de noticias, no hay verdad, no hay justicia. Quería que los personajes no fueran héroes, sino que vayan en pos de algo, pero obvio que teniendo presente que hoy en día nadie tiene la verdad.
¿Cuál fue la escena más complicada para rodar? ¿La del subte?
No, porque la del subte es muy técnica. Dos días para unos segundos. Lo más complicado, y con poco presupuesto, es el tema de las escenas de acción, u otras entre Andrea y Mads, muy emocionales.
Has hecho con anterioridad algunas comedias, y aquí, si bien la intensidad prevalece, hay un balance preciso con el humor. ¿Cómo lo lograste?
Es lo que quise intentar con la película: comedia, y acción. Todo fue hacia ese balance, toda mi energía estuvo puesta allí, al escribirla, dirigirla y editarla. El personaje protagonista es naturalista, mientras los otros agregan capas, que intentamos que entre todos funcionaran bien, porque si uno no funcionaba, el resto, tampoco.
¿Pensaste en rodar fuera de Dinamarca?
Lo he hecho en Suecia, pero queda a 20 minutos de aquí; y en Alemania. Pero tengo cuatro hijos, no puedo tampoco estar lejos, y además me da pereza.
¿Te gusta rodar en danés?
Sí, soy mejor rodando y escribiendo en mi idioma. Podría hacerlo en inglés pero no es mi lengua materna, y hoy, con las plataformas, no hace falta hacerlo en otro idioma; de hecho amo ver películas en su idioma original.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?
En muchos: un guion, un show para Apple con Antonio Banderas. Como director estoy escribiendo una nueva historia y la remake de Justicieros en Estados Unidos.
¿Expectativas por el estreno?
Espero que el COVID no los asuste y vayan al cine, se entretengan, y cuando vayan a sus casas puedan seguir pensando en que la vida es una serie de coincidencias.