Al iniciar la producción de «La Chica Más Rara del Mundo», sus realizadores no podrían haber imaginado que se convertiría en la primera compra de cine nacional que haría para Latinoamérica una de las plataformas más poderosas del mundo: Disney Plus.
Tras un estreno limitado en noviembre pasado, el pasado 1 de abril la película dirigida por Mariano Cattaneo ya está disponible en streaming a través de Disney.
Con un elenco predominantemente adolescente encabezado por Gina Mastronicola, Ornella D’Elia, Narella Clausen, Denise, Celina Font y Guido Dalvo, entre otros, la propuesta mezcla coming of age con fantasía para contar la historia de Melién, una chica de 15 años que desborda de imaginación. Es solitaria, y elige dibujar y leer, en lugar de compartir tiempo con sus compañeros del colegio. Pero ella asegura que sus dibujos no son solo dibujos, sino seres que surgieron de su imaginación y que ahora tomaron vida propia.
Hablamos con Mariano Cattaneo, cuyas primeras películas oscilaban entre el terror estilo found footage («Incidente») y el thriller sobrenatural («Corazón Muerto») antes de debutar a nivel industrial con la comedia negra Tarantinesca «Una Tumba para Tres» para ahora probarse en el terreno de la fantasía y el YA (Young Adult).
¿Por qué decidiste hacer la versión largometraje de lo que había empezado como un corto?
Antes del cortometraje, existe un cuento corto que narra la historia de Melién, esta chica que imagina monstruos y fantasmas y le encanta dibujar. El corto surge a raíz del cuento. Ahora la historia de La Chica Más Rara Del Mundo tiene una base muy fuerte en mi infancia y en lo que creo que sucede con la “creatividad”, como esos monstruos internos cobran vida cuando hacemos historias, escribimos cuentos o lo que sea a nivel narrativo. Entonces, siempre quise profundizar en algo más extenso. Fue ahí cuando empecé a escribir el guion, que si bien toca partes de aquel cuento, la historia se remonta a antes de que el personaje pueda manejar el poder de la imaginación, es el proceso de Melién tratando de descubrirse a sí misma y aceptar el mundo que descubre. Otra cosa que me motivo a trabajar el largometraje es la idea de la fantasía y la película infanto-juvenil. Me encanta el cine de fantasía, muchos de mis primeros sustos y amor por el género vienen unidos a series como Escalofríos y películas como El joven manos de tijera. Me parece un campo muy poco explorado en nuestra cinematografía y quería hacerlo. La historia, el desafío y hasta dónde podía expandirme fue algo muy energizante a la hora de darle vida a estos personajes. Hay un poco de mi amor por la literatura, por los monstruos clásicos y por el cine en general.
¿Qué inspiraciones visuales y estéticas tuviste?
Principalmente tuve como base los gustos personales, que es el cine que me crió. Yo creo que uno es lo que lee y ve. Todas esas cosas están dando vueltas por nuestra cabeza y es muy fácil de que se cuelen en las cosas que hacemos. Por eso no es que busqué una estética en particular: es lo que leo y veo. Pero sobre todo es también el mundo de Melién, la protagonista, hay mucho de su personalidad que contagia los planos y el arte de la película.
En cuanto a la búsqueda específica, el expresionismo alemán siempre está rondando por mi cabeza. Aunque no se vea tangible, hay un espíritu por esas películas de fantasía como «El gabinete del Dr Caligari» y «Nosferatu». Después, no puedo evadir mi amor por el cine de Tim Burton y la literatura de Neil Gaiman o Edgar Allan Poe. También hay algo de Los Monstruos clásicos de la Universal… para el que vea la película hay unas claras referencias en el cortometraje que realizan el grupo de Melién. Y como referencias más modernas, películas como «Coraline», «Donde viven los Monstruos» y «Un Monstruo viene a verme» no son referencias exactas pero convivieron con la película.
¿Cómo elegiste al elenco joven?
Fue un trabajo largo y bastante laborioso, quería dar con las caras y los gestos ideales para cada personaje. No quería que se repitieran formas entre los actores y que cada personaje sea especial. Para eso trabajamos con una agencia de casting (Sea Agencia) e hicimos una pre selección de unos 40 chicas/chicos… de ahí empezamos a realizar lecturas presenciales hasta decantar en los 7 del elenco. El proceso duró dos meses. Mi meta era la actuación, quería que cada chica o chico la rompa en su papel, y tuve la suerte de dar con tremendos talentos. Estoy muy contento del elenco seleccionado, ayudaron muchísimo a que la película sea especial.
¿Cómo fue trabajar el diseño de producción y como maximizaron los recursos?
El cine argentino es una lucha entre lo soñado y lo real, entre los deseos contra lo posible…. Siempre hay que valerse de la imaginación para poder trasmitir lo que se piensa y también hacer concesiones con las ideas. Tratamos de que cada locación mantuviera un rasgo especial y se sintiera un poco irreal. Por ejemplo, la biblioteca del Abuelo: buscamos muchísimas locaciones reales hasta dar con la indicada y una vez que la encontramos se trabajó con Arte para darle un aspecto cinematográfico y de fantasía, como una biblioteca de cuento. Yo quería que la película, si bien sucede en Argentina, no tuviera una base de realismo, sino que todo fuera un poco mágico. Para eso fue fundamental el trabajo de la parte técnica. Con la directora de Arte Cecilia Castro, se trabajó mucho en cada detalle: la habitación de Melién y hasta el tipo de dibujo que el personaje tenía. Facundo Nuble fue el Director de Fotografía y con él ya nos conocemos hace rato. Eso ayudó a que podamos resolver muchas cosas de antemano y durante el rodaje. En este punto ahorramos mucho tiempo de trabajo. La verdad es que no deje nada afuera, junto al asistente de dirección (Adrián Tagliabué) trabajamos muchísimo para optimizar el tiempo de jornadas, dónde había que apurarse y dónde parar la pelota para trabajar más tranquilos. Yo no quería sacar nada del guion, siento que ese recurso de quitar por tiempo hace que después la película quede rara… como que hay algo que se nota le falta.
Lo más complejo fue la pandemia, ya que nos cortó el rodaje por 8 meses. Eso sí planteó un desafío grande. Había muchos recursos que peligraban, el costo de la película, el crecimiento de los chicos (pensemos que comenzaron el rodaje con 16 y lo terminaron con 17) pero no desesperamos, logramos completar etapas distintas y cerrar locaciones para no tener que re utilizar. Cada bloque trabajo en locaciones distintas, unas con el rostro al aire libre y las otras con alcohol en gel y barbijos. Algo que ayudo mucho a no desesperar fue utilizar ese tiempo muerto. La película tiene una parte animada, así que hicimos toda la animación durante la pandemia, también editamos todo lo filmado hasta la fecha y eso nos dio un gran empujón de alegría, porque nos encantaba lo que estábamos viendo.
¿Como llegó la película a Disney y que aspiraciones tenés ahora con la película?
En el impase por la pandemia decidimos buscar distribuidor y ya viendo el material editado salía por todos lados de que la película tenía mucho aire a Disney. Entonces nos arriesgamos a ir a ver si les interesaba entrar en este proyecto. Para nuestra alegría y el fin de la película se engancharon y estamos muy agradecidos de eso. El tema de aspiraciones, es en realidad lo que me provoca, la posibilidad de llegar a un público más grande, incluso espectadores de Latam y no solo Argentina. Sabemos muy bien lo complejo que es que una película nuestra encuentre espectadores y nada tiene que ver con la calidad de la misma. Nuestro cine no tiene promoción y la gente ni se entera de muchas buenas obras que se estrenan. Entonces haber tenido la suerte y posibilidad de que una película que hice con todo el amor que pude, apuntada a un público Infanto-juvenil encuentre la plataforma por excelencia de ese target es una alegría enorme. Yo no puedo estar más contento.
El ciclo de una película culmina con la mirada del espectador y eso es lo que más alegría me da, que la gente pueda disfrutar de esta historia y de este cuento de fantasía sobre el poder de la imaginación.