También en MALBA, todos los viernes de octubre a las 19 horas, se verá La vida dormida, de Natalia Labaké, una mirada hacia el interior de una familia en donde la política marcó los pasos de sus días, sobre el origen de la película.
La vida dormida nos invita a reflexionar sobre la mirada y la representación femenina a partir de imágenes grabadas por dos mujeres de distintas generaciones de la familia. Un viaje en el tiempo, un collage de imágenes familiares que nos guía a repensar el mundo y las estructuras patriarcales de poder de las sociedades desde una perspectiva femenina. Una experiencia de descubrimiento, donde esas vidas que la sociedad creía dormidas están más despiertas que nunca.
La realizadora dice que apareció “de una forma desencantada y un poco border del vivir en familia. Como de una violencia contenida a punto de romper. Empecé a filmar porque necesitaba alejarme. No quería dejar de ser parte de la familia pero a la vez no me sentía ni cómoda ni tranquila. Al encontrarme con las grabaciones de mi abuela apareció la película. Entendí que se trataba de un diálogo entre materiales del presente y el pasado y del cruce de dos formas de mirar la vida familiar y la vida pública. Tuve claro desde el inicio que lo interesante era indagar las tensiones entre el poder político patriarcal y la frágil necesidad de hablar y de pertenecer de las mujeres”.
Y agrega: “El documental de creación te da esa posibilidad, la de ir encontrando signos y relaciones entre materiales muy diversos. La pregunta siempre fue la misma, pero digamos que se fue engrosando y complejizando a medida que avanzaba. Al principio era la sensación de que algo estaba mal, como podrido puertas adentro, pero no sabía bien porqué. Empecé por mi Na Bibi, que era el caso más exagerado del síntoma y luego me fui dando cuenta que era un síntoma compartido”.