Starzplay estrena en exclusiva para la región «Malayerba», una de las primeras series latinas en la que el negocio del cannabis medicinal sirve para hablar sobre vínculos, amistad y amor. María Elisa Camargo es una de sus protagonistas y con ella hablamos para saber detalles de la excitante y diferente serie.
¿Cuál es tu conexión con nuestro país, ya que te tocó reinterpretar a personajes de programas argentinos?
Esto te iba a decir, que mi conexión con Argentina casi que empieza con Cris Morena. Tuve la oportunidad de cumplir un gran sueño de mi vida que era ingresar al mercado mexicano, y que de alguna manera siento que fue la plataforma que me “internacionalizó”. Fue algo hermoso que pude hacer a través de la remake de Verano del ’98, que se llamó Verano Eterno, que fue la primera telenovela de mi vida. Creo que hubo dos hitos en mi carrera y ambos han tenido que ver con proyectos argentinos, y a pesar que mi sangre es colombiana. Mi primera novela de la vida fue Floricienta, y me tocó tocar el bajo, fui parte de la experiencia musical del asunto. Soy una persona muy musical y muchos me dicen que ya diga que sea cantante, pero respeto demasiado al gremio para ser llamada cantante.
Pero en Wikipedia dice que sos cantante, así que ya está, si está ahí es palabra válida…
Si lo dice ahí, claro, ya está (risas). Pero fue hermoso, porque gracias a Floricienta pude conjugar mis dos pasiones. Esa es mi conexión con Argentina, laboral, de sueños cumplidos, siempre los he admirado, y como televidente. Yo crecí en Guayaquil, Ecuador, y allí vi la Floricienta original, Verano del ’98, el cine.
«Malayerba» es la primera serie Latinoamericana de StarzPlay que se verá en toda la región, y que seguramente traerá polémica por el tema central que tiene. ¿Cómo fue componer a Mariana, alguien más introvertido?
El proceso de creación actoral de Mariana, como del arco dramático del personaje que tiene como tal, fue fuertísimo para mí. Fue un reto gigante para mí, por sus silencios, por cómo se guarda las cosas a pesar que son tantas, como la falta de validación en su propia casa, hogar, donde su padre la relega a labores domésticas machistas. Desde ahí a encontrar su propia voz en una nueva compañía con sus compañeros, a tratar de ocultar una emoción romántica que tiene por uno de sus socios, a tratar de guardar un secreto tras la semilla que los hacer resaltar más allá de los otros en el mercado. Hay tanto ocurriendo en la vida de Mariana y tanto que también empieza a ocurrir a lo largo de la temporada, y la forma en la que no exterioriza ella. Es muy fuerte, porque además es la primera serie que trabajo así, de 10 capítulos, tratada como cine. Estoy acostumbrada a contar verdades muy obvias para el televidente, por el tipo de formato a los que fui expuesta. Pero ahora que estoy haciendo más películas, o series así, me he topado con este reto gigante que casi me quita el papel, porque en el proceso de casting el director no se resignó conmigo hasta no encontrar en mis silencios y ojos hasta sacarlo de acá a esa Mariana. Fue un reto super gigante, me sacaron de mi zona de confort a la fuerza, tanto a nivel formato como código sobre cómo se cuenta la historia, como a nivel este personaje. Generalmente los roles que hice fueron similares a los de mi personalidad. Acá hay tanto que se guarda, que para mí fue un reto, porque creía que iba a ser más fácil, pero no. Fue un proceso fascinante y mágico, porque quedarse en la zona de confort es una pereza, y siento que estaba haciendo personajes con las herramientas muy a la mano. En este caso todo el proceso de Mariana implicó, casi casi, adquirir un nuevo set de herramientas de la mano de mi director Andrés Beltrán y eso es lo que hizo para mí tan fascinante este proyecto como artista.
¿Cómo fue el trabajo con los compañeros?
De lo más hermoso que me ha pasado en verdad, no sé ni cómo explicarlo, yo vengo de rechazar proyectos, de tratar de evolucionar como artista, y eso es duro, sobre todo cuando se cruza una pandemia, y tal vez rechazas proyectos que tal vez representen más estabilidad financiera, para encontrar “El” proyecto. Porque te ponen como en un estigma: si hacés novelas, sos la de las novelas y no te ven tanto para hacer la película o en la onda de las series sofisticadas. Y yo quería sofisticar mi carrera, por lo que tuve que hacer un stop y rechazar proyectos porque quería hacer cosas diferentes para mí. Y eso significó Malayerba para mí, y encontrarme con estos compañeros, que sabían que yo venía de otros formatos, y ellos ya tenían experiencia, tal vez con Carolina sentimos que estábamos en la misma y con Sebas y con Juan Pablo fue maravilloso, a nivel profesional, como personal. Espero que se transmita en la pantalla, porque de otra manera le toca a uno tener que trabajar más la química entre los tres, pero se dio todo tan natural que creo que logramos una unión increíble y queremos que se haga la segunda temporada para volver a sentir esa magia, que no siempre se presenta, porque uno puede hacer cosas con técnica y actuación, y hay magia que simplemente no se improvisa y ocurre, como aquí, que hicieron que este proyecto sea realmente mágico.