Muchos realizadores han usado locaciones desérticas, con vientos y fríos que cortan la carne, como el caso de Carlos Sorín con “Historias Mínimas” y “El Perro”, Juan Taratuto con “La Reconstrucción” o películas de autor como “El invierno” de Emiliano Torres o “Al desierto” de Ulises Rosell; mientras que muchos otros eligieron la paz y calma bucólica de sus lagos y montes, como Marcelo Piñeyro en “Kamchatka” o Daniel Burman en “Todas las azafatas van al cielo”.
El sur ofrece lugares mágicos y soñados para filmar, pero al mismo tiempo, esa ambientación tiene sus reglas y mañas para las que mejor estar bien preparados. Hablamos con varios realizadores que se movieron hasta allí para que nos compartieran sus experiencias y consejos para todo aquel que elija hacer las valijas y trasladarse hacia las provincias más australes.
LA ATMÓSFERA
“Yo creo que el sur es inspirador, magnético y cinematográfico en sí mismo. Es el escenario perfecto para cierto tipo de películas”. Esas son palabras de Sandra Gugliotta, directora de “Un día de suerte” y “Arrebato”, quien en 2007 se trasladó hasta Calafate para el drama de misterio “Las Vidas Posibles”, que contó con Ana Celentano, Germán Palacios y Natalia Oreiro en los protagónicos. Sobre el Calafate y el aura de rareza que aporta, se explaya: “Allí el cielo parece estar muy cerca de la tierra y todo el aire se impregna de unos colores extraordinarios”. Según la directora, no es difícil buscar locaciones que brinden un plus extra en la Patagonia. “En los paisajes podés girar la cámara 360 grados y siempre tenés un buen encuadre”.
“Fuga de la Patagonia” fue la ópera prima de Francisco D´Eufemia y Javier Zeballos, un western inspirado en las vivencias reales del Perito Francisco Moreno. Obviamente, por la historia elegida para narrar, estaba fuera de discusión elegir otro lugar para filmar. Pero en la película hay dos ambientes distintos que, gracias al diseño de producción, se pudo aprovechar al ciento por ciento. “Una parte de la película elegimos filmarla en Valle del Manso, que es la única zona con selva valdiviana (caracterizados por tener bosques siempre verdes de múltiples estratos, en un clima templado-lluvioso) de Argentina. Eso, sumado a la calidad de sus rápidos -gran parte de la película transcurre en una balsa en dichos rápidos- nos convenció de filmar allí”, relata Zeballos. Para la otra parte de la película se eligieron ambientes más desérticos. El equipo se trasladó al Valle de Llanquín, el cual es estepa desértica. “Allí las locaciones recuerdan muchísimo al Lejano Oeste de Estados Unidos: son icónicas en ese sentido, recuerdan mucho a las locaciones de John Ford y demás maestros del western”.
LA LUZ
Los directores consultados concuerdan que, más allá de los paisajes, uno de los elementos que brinda la diferencia en el resultado final de la imagen es la luz.
“Lo que no deberías perderte es ver esas mismas locaciones en distintas épocas del año. Porque los colores y la luz cambian y entonces podés elegir qué atmósfera es mejor para tu película”, detalla Gulliota.
Alex Tossenberger lleva tres largometrajes realizados en la Patagonia: el drama “Gigantes de Valdés”, el filme bélico “QTH”, y el thriller “La Guarida del Lobo”, estrenado a fines de marzo en salas locales. Más allá de que cada película utiliza locaciones y ambientaciones diferentes, el director explica que también hay diferencias en la luz de acuerdo a la zona de la Patagonia en la que uno se encuentre. “La luz en el sur rinde muchísimo: no tenés la luz solar vertical que tenés al norte. En invierno se achican la cantidad de horas en las que tenés luz solar, pero aprovechás, por otro lado, el que la luz sea pareja en distintos momentos del día”, detalla. “Es distinto filmar en Tierra del Fuego que filmar en Chubut. En Tierra del Fuego la mayor parte del día está nublado, entonces vas a tener una luz pareja. No es que el sol reflejando en la nieve estalla. Tierra del Fuego, por ser una isla ubicada al lado del mar, tiene una nubosidad, te diría, casi permanente. Entonces te da una luz mejor al no tener diferencias de exposición muy extremas”.
MUCHA PREPRODUCCIÓN
A diferencia de otros ambientes y locaciones donde la preparación puede hacerse en algunas semanas, todos los entrevistados aseguran que una preproducción ideal para evitar complicaciones puede llevar varios meses.
Hay distintos elementos a tener en cuenta a la hora de armar una película en la Patagonia. Veamos.
Para “Fuga de la Patagonia”, los dos directores y la productora hicieron muchos viajes al sur mientras se cerraba la financiación para buscar las mejores locaciones. “Recorrimos muchísimo, pero la verdad es que tuvimos la suerte de que Parque Nacionales se interesó en la peli y puso a nuestra disposición un montón de recursos. Nos dimos el lujo de hacer relevo de locaciones con los guardaparques que, generosamente, nos mostraron muchísimos rincones de los parques que ellos normalmente guardaban para ellos mismos”, confiesa Javier Zerballos.
La ayuda provincial es de vital importancia, comenta Sandra Gugliotta, para recortar gastos en los que se incurre, precisamente, en la etapa de planificación. “Desgraciadamente nuestro país sigue siendo terriblemente centralista, los traslados son carísimos y no hay ningún tipo de incentivo económico o facilidades para filmar fuera de Buenos Aires (excepto que coproduzcas con alguna provincia)”.
Esa mayor dedicación a la preproducción es lo que, a futuro, permitirá que el plan de rodaje no se exceda en la cantidad de días que una producción nacional de presupuesto medio pueda manejar. “La previa de producción puede ser de seis o siete meses; pero así sabés perfectamente dónde filmar, dónde y cómo va a dar la luz.
EL CLIMA
Obviamente no podemos prescindir de aconsejar cómo manejarse en ambientes donde el frío y el clima adverso suman una exigencia extra a cualquier tipo de rodaje. Los realizadores admiten que suele haber cierta previsibilidad al manejarse con estadísticas del tiempo. “Pero es un trabajo extra que tenés que hacer en la previa”, advierte el director de “La guarida del lobo”.
Esa planificación tiene que ver, también, con una preparación especial que impartir al equipo técnico y a los actores. Porque una cosa es la idea, la noción (muchas veces equivocada) de lo que es el frío para una persona que no conoce el sur, y otra muy distinta enfrentarse a la crudeza de la situación extendiéndose por días y días. Por eso, entre otras cosas, todos advierten que nunca se debe subestimar a la naturaleza. “Caminar aunque sea 200 metros es un tema si la nieve es profunda y te enterrás hasta las rodillas. Entonces, si tenés demasiada ropa encima vas a cansarte más rápido. Un miembro del equipo nos dice “sí, yo tengo borceguíes calentitos”, pero el borcego no sirve para la nieve, se moja enseguida. Hay camperas que en ciudad son muy abrigadas, pero en la naturaleza del sur no funcionan”, remarca Tossenberger.
Entonces, no olvidar: el cuerpo va sufriendo un desgaste y la ropa adecuada es fundamental para estar a la vez cómodo y caliente. Saber cómo moverse: si corrés en la nieve te podés quebrar un tobillo. Esos piques que uno suele hacer en ciudad, en la nieve no los podés hacer. Hay que controlar la forma en la que uno se mueve en esos ambientes.
TRABAJO DEL EQUIPO Y LOS ACTORES
Por más que uno intente ensayar con los actores en la ciudad o en salas de ensayo, al llegar a la locación natural en el sur descubrirá que todos los planes realmente cambian de un momento al otro. “Una cosa es actuar en una sala de ensayo, con un jogging y tomando mate, y otra es estar en medio de un río correntoso a cero grados, mojados y colmados de adrenalina; o estar parapetado entre dos colinas en un desierto al atardecer con un fusil Remington en la mano; o montando un caballo a toda velocidad en un valle. Todo esto hizo que los actores -y el equipo técnico- automáticamente nos metamos en la película de otra manera, viviendo en carne propia lo que estaban pasando los personajes”, recuerda Zeballos.
Los directores consultados concuerdan en que un equipo y actores que estén en buenas condiciones físicas y con una predisposición al trabajo en condiciones extremas y en la naturaleza son elementos que se ponen por delante de nombres de determinado cartel, o gente con la que se pueda tener una cierta afinidad personal.
Zeballos: “Los actores arrancaron aferrados con todas sus fuerzas de la balsa y terminaron navegando rápidos a remo en esa misma balsa. Lo mismo ocurrió con el equipo técnico. Tuvimos muchísima suerte de formar un grupo humano muy sólido, que se entregó por completo a la experiencia”. Tossenberger: “Filmar en la naturaleza y en condiciones extremas no es para cualquiera. La gente que está muy acostumbrada a la vida urbana puede que no rinda bien en estas locaciones. Muchas veces creés que te la vas a aguantar, pero después empezás a sumar horas y horas y el cansancio se empieza a acumular”.
LOGÍSTICA DE TRASLADOS Y HOSPEDAJES
Esto es algo que se desprende de una buena previa de producción pero que merece su apartado. Las condiciones climáticas y de los caminos no siempre son las ideales para el traslado, aunque las distancias no sean superlativas.
“Las cuestiones más difíciles son crear una logística donde no la hay: el traslado a las locaciones en general no bajaba de una hora de viaje, en caminos muy sinuosos y destruidos”, recuerda el director de “Fuga de la Patagonia”.
“En determinados lugares no tenés ningún tipo de señal para teléfonos o celulares: y ahí tratá de no olvidarte nada ni de necesitar nada que esté fuera del alcance del set o de la locación”, advierte Alex.
RECOMENDACIONES FINALES
A modo de racconto, Zeballos y Tossenberger dan estas recomendaciones finales para los valientes que se animen a la belleza extrema del sur.
Tossenberger: “Cuidar la cámara porque el frío y la humedad extrema, te la jode. Se nos colgó una cámara por la humedad, no por el frío”.
Zeballos: “Hablen con los pobladores locales, establezcan una relación de respeto y confianza, eso les va a abrir muchas puertas”.
Tossenberger: “Al principio evaluábamos si filmábamos los interiores en la ciudad de Buenos Aires y viajar al sur para hacer todos los exteriores. Pero decidimos filmar todo allá precisamente por un tema de energía: a la gente no le das respiro al hacer todo exterior. Entonces, a la mañana exteriores y a la tarde interiores. Vas alternando. Y eso da resultado”.