“Retratos del Futuro”, el primer film en solitario de Virna Molina («Sinfonía para Ana», «Raymundo») llega al Centro Cultural San Martín tras recorrer festivales de cine de lo real de todo el mundo.
La propuesta, un sentido viaje sobre ideas que en pandemia implosionaron en la realizadora (progreso, trabajo, consumo, vida, muerte) tiene un fuerte sentido reflexivo para que el espectador, luego de verla, se inquiete, incomode e impulse cambios. Antes de la pandemia, la cineasta Virna Molina realizaba un documental sobre las trabajadoras del subterráneo en Buenos Aires, pero el confinamiento lo interrumpió y varias
protagonistas del film murieron por el COVID 19. El futuro distópico del que hablaba la película se transformó en un presente nunca imaginado. Virna convirtió este proyecto interrumpido en un nuevo relato que es un ensayo existencial, filosófico y humano sobre la
nueva “normalidad” que afecta a la humanidad, experimentando con los recursos cinematográficos que el aislamiento le permitió.
Para saber más de esta película que estará todo el mes en la sala, hablamos con Molina.
¿Cuándo decidiste que el proyecto finalmente iba a tener esta forma?
Definitivamente decidí esto cuando me convencí que el aislamiento no iba a ser por unos días o semanas, sino que venía para largo y en ese proceso el final era absolutamente incierto. Ahí sentí un gran vacío que a la vez era calmo porque lo único que escuchábamos por la ventana de mi ruidoso departamento eran los pájaros, como nunca los habíamos escuchado. Era una calma tensa, en la que me sentía más segura haciendo lo que mejor sé hacer: películas.
¿Qué significaba para vos los conceptos de recuerdo y futuro antes de la película?
Recuerdos era y es un concepto que se asocia en mí al significado de refugio hermoso, donde puedo irme cuando las cosas se ponen difíciles. Luego de la pandemia ese significado se potenció. Futuro era antes de la pandemia, algo intangible, casi una idea más cercana a lo mágico o fantástico, que a lo material. Hoy creo que es el espacio donde debemos construir. Si no imaginamos el Futuro, si no lo conversamos, no lo debatimos, no lo soñamos, estamos muertxs. Y hay un vínculo más espiritual que material con el imaginario de Futuro. Y ojo cuando hablo de espiritual no hablo de religiosidad, sino de construcción no material, intangible esencial para la vida humana.
¿Cómo fue volver al documental?
Duro. Por eso no volví del todo, volví pero trayéndome muchas cosas de la ficción. Cuando entré a la ficción lo hice con mi gran valija de Cine Documental, la abrí y empecé a explorar como jugaban ambos universos. Ahora quise hacer lo mismo a la inversa. Me encanta ese juego, creo que ahí está el futuro del cine.
¿Crees que sin pandemia la historia hubiera tenido otra forma?
Sin dudas, yo hubiera estado afuera del relato. Tuve que incorporarme para hablar del costado más personal en el proceso que voy narrando, que a la vez le imprime algo muy político y poético.
¿Cómo te sentís con el estreno?
Bien, contenta porque conseguí una sala, la del Teatro General San Martín, donde el film va a estar en principio todo mayo, y si le va bien puede seguir. Es un espacio que me permite planificar el estreno, construir en el tiempo un público y que da la chance de al «boca en boca» para que se construya y sostenga la película si el público así lo desea, algo que la dinámica violenta de estreno estándar impide y que en definitiva, es lo que necesita el cine de autor en Argentina.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?
Junto a Ernesto Ardito, recién iniciamos el circuito de festivales internacionales de «La bruja de Hitler», nuestro segundo film de ficción, que rodamos en pandemia (después de un año de interrupción, íbamos a filmar en abril de 2020 y lo hicimos en abril de 2021). Así que estamos de lleno en planificar ambos estrenos, el de Retratos del Futuro y el de La bruja de Hitler. Pero bueno hay ideas que rondan sin cesar en la cabeza y que se van a convertir en nuevas películas.