«Salir de puta», de Sofía Rocha, es un relato coral de mujeres que ejercen o ejercieron la prostitución, poniéndole el cuerpo al debate en el movimiento de mujeres y el feminismo sobre abolicionismo y reglamentarismo, a través de sus historias de vida, deseos y convicciones.
La propuesta, además, manifiesta la importancia de la mirada de género, en este caso, de Rocha, para acercarse de otra manera a una problemática que excede su proyecto, y que exige una revisión desde todos los ángulos. Haciendo Cine habló con Rocha para saber más detalles de la propuesta.
¿Cómo surgió la idea de la película?
En 2018 estaba cursando la última materia de la carrera. Tenía que hacer una tesis y venía participando desde muy chica en el encuentro nacional de mujeres, diversidades y feminismos. Y en las Asambleas siempre se generaba mucho debate sobre el tema, porque se polarizaba la discusión. Tenía ganas de hacer algo, como realizadora, que aportara al debate y lo planteara desde adentro del movimiento y las propias protagonistas.
¿Cómo seleccionaste a las entrevistadas?
Investigué mucho, sobre que había en los medios, quiénes ya ofrecieron su palabra y quiénes estaban activamente participando de organizaciones y les propusimos que participaran de la película para abrir el debate y que estén las dos partes. Fuimos seleccionando a medida que las encontrábamos y las que están son las que aceptaron esto. A medida que conocíamos más gente hubo algunos casos en los que no pudimos avanzar o seguir desarrollando. También quedaron las que pudieron brindar su testimonio más profundamente, o con más tiempo. Lo que nos interesaba era mostrar las diferentes historias de cómo fueron llegando a la prostitución. En algún momento pensamos entrevistar a alguien que ejerciera la prostitución VIP pero lo descartamos porque creo que entre las que están hay diferencias sociales, diferentes historias de vida que representan la multiplicidad de las mujeres que ejercen la prostitución.
¿Qué ideas tenías sobre la prostitución que al hacer la película cambiaron o se modificaron?
Yo pensé que la prostitución era algo prohibido, pero al ir conociendo el tema y al ir hablando con personas que nos dieron información, entendimos que hoy no está penalizado el ejercicio de la prostitución. Lo que sí hay es la Ley de tratas, donde se condena a proxenetas, y es ahí donde están metidos funcionarios públicos, policías, jueces. En países donde se pelearon por leyes, las propias trabajadoras las rechazaron. Más allá de lo que se opine y debata ideológicamente, un trabajo regulado como cualquier otro, tendría que estar en relación de dependencia, y acá el empleador sería el proxeneta. Me parece mantener la peculiaridad del trabajo, su origen, que la gran mayoría lo hacen por no tener otras opciones, con un gran sector proveniente de clases más bajas, aunque hay de otras, y muchas piden obra social y jubilación, que hoy lo consiguen inscribiéndose al monotributo con otra figura. Pero entre eso y la figura del proxeneta, esto exige pensar puntos en común entre posturas opuestas, entendiendo que no hay que perseguir a las personas que la ejercen, derogando códigos contravencionales que penan el ejercicio de la prostitución por cuenta propia. El Estado debe brindar las opciones laborales y educativas para que las personas tengan las herramientas necesarias. Hay que seguir debatiendo y en el movimiento de mujeres y feminismos hay que pensar la institución prostitución sin caer en la mirada pseudomoralista que persigue a las personas que la ejercen y no a quienes dominan el negocio
¿Cuánto tiempo duró el rodaje?
Año y medio en el que íbamos editando el material, viendo cosas nuevas, las respuestas que nos daban. Y llevó otro año y medio la postproducción. Es decir tres, casi cuatro años, a los que les pusimos mucho esfuerzo para terminarla. Aproveché el momento inicial de la tesis y fue un desafío terminarla por fuera de la Universidad con aportes nuestros y de otras personas que nos acompañaron.
La película viene de recorrer varios festivales, abriendo el juego a opiniones y debates. ¿Cómo te sentís con que finalmente se estrene?
Hicimos un preestreno en el Centro Cultural 25 de Mayo y siempre intentamos acompañarla para los debates posteriores en los festivales. Ahora estoy muy contenta que llegue al Gaumont y por cómo se la apropiaron los movimientos de mujeres y feminismos. Me gusta seguir aprendiendo, y me siento bien porque creo que efectivamente la película demostró la necesidad del debate que hay que generar y creo que el Estado no lo aborda porque esto implica muchas decisiones y tocar intereses poderosos, que creo que vamos a lograr como se ha conquistado con la lucha. Cuanto más se lo apropien las personas este tema se irá desarrollando, estoy muy contenta la repercusión que tiene, entendiendo que tenemos que hablarlo.