“Victoria”: Leo Damario dirige su primera serie con un elenco soñado

El realizador, inquieto, se puso al frente de una propuesta rodada en pleno confinamiento

«Victoria: Psicóloga Vengadora», la primera serie del realizador y músico Leo Damario, llega a Amazon Prime Video con una propuesta diferente que revisita el pasado para reinventar en el presente una narrativa potente.

La serie, encabezada por Cecilia Peckaitis, tiene participaciones de Benjamín Vicuña, Rafael Spregelburd, Favio Posca, Inés Estévez, Muriel Santa Ana, Flor Torrente, Emilia Attias, Carlos Belloso, Federico D Elia, Bimbo, Turco Naim, Natalie Pérez, Delfina Chávez, Marcelo D Andrea, Fabiana García Lagos, Fermín Varangot, Martin Coggi, Amanda Rubi Damario y Andrés Calamaro.

Haciendo Cine dialogó con él para conocer detalles de esta propuesta.

¿Cómo fue desembarcar en el universo “series”?

Pertenezco a los cineastas que le interesa más la globalidad de la obra autoral y la evolución del pensamiento que los momentos independientes de cada una de mis obras. Esto significa que para mí, «Victoria», pertenece a toda una gran paleta Leo Damario que aún está en construcción. Bien podría ser mi séptima u octava película pero la entrega es en formato.

¿Qué tan difícil y complejo fue el rodaje? Sé que fue la primera ficción de la cuarentena….

Creo en el arte como respuesta a la pandemia tal cual dice Almodóvar. Sin el cordón cultural la vida sería insostenible. Algo fabuloso de una productora como Gisela Asmundo es que confía en el talento de las personas que contrata y los deja hacer su trabajo. Es una mujer de palabra y muy despierta con muy buen gusto para producir arte. Si bien «Victoria» me dio la posibilidad de trabajar con un puñado de los mis actores favoritos, la pandemia me dejo jugar a Bergman a la hora de convertirme en un director de primerísimos primeros planos. Siempre me educó Ingmar Bergman como el cineasta de los rostros, el maestro de la verdad, el preciosista de las facciones. Aquí trabajamos con cada musculo de la cara de todos los actores. Benjamín es un actor autentico y verdadero que fluyo en la manera de filmar e hizo del primer plano su set. Esta ahí, en cada emoción, en cada gesto que mi lente captura. Las emociones estaban a flor de piel; ensamblarlas era un trabajo de mucha meditación. Pasaban muchas jornadas entre los contra planos de los tres actores en escenas y debía conectarme y acompañarlos a conectarse con este todo emocional que se produce en un duelo.

¿Cuánto tiempo de rodaje llevó cada episodio?

Se filmó de un modo muy entrópico, en medio del caos. Con una organización de los planos aleatoria basados en los sintagmas que resonaban en mi cabeza de cada toma elegida. Básicamente fue un Tetris. Voy a tratar de ser lo más explicativo con el modo en el que se realizó la serie pero en verdad entiendo que fue muy complejo. Los guiones se entregaban a medida que se producían los  episodios pero estos episodios estaban supeditados a las agendas de los actores. Y como se filmó todo por separado, por ahí filmaba un plano y su contra plano, su reacción, a los quince días. En el medio filmaba otros planos y así iba amalgamando las energías de los actores para armar una línea de dialogo viva, en directo. A esto sumale que operé el porcentaje total de las áreas. Tenía que enchufar las luces mientras operaba la cámara y armaba el set. Era como un hombre orquesta, solo que no cobre a la gorra.

¿Y de edición?

Bueno…Cuando se llegó a la isla, que fue en mitad del rodaje, el editor, Hernán Sidam, me pidió que por favor fuera a ordenarle el material. En menos de 10 minutos ordené las más de 10 horas de material porque reconocía todos los frames y tomas elegidas y en qué episodio y momento iban. Incluso las decisiones de tomas extras que elegía filmar. ¡Era el hombre algoritmo! Fue un trabajo demencial. Mas demencial que cuando hice «Hermosa Gravedad» la peli en vivo. A mí me encantan esos desafíos artísticos porque creo que el arte es un ampliador de la vida y su pensamiento. Somos como gladiadores que salimos a cazar mitos y fantasía frente a la oscuridad, la adversidad y regresamos a casa con un botín de imágenes y sensaciones bellas. Una cacería metafísica de ver lo que nadie ve. Con Hernán probamos muchas variantes hasta encontrar este espacio basado en la serie Manixx. Una serie de los 60s a la que Victoria hace una clara alusión.

En tu obra siempre hay referencias a tus gustos en todas las áreas, ¿Cómo fue crear el universo de Victoria?

Si bien soy un director iconoclasta y no admito influencias como tal ya que siempre las a bordo de un modo muy transversal. El mundo de Victoria tiene mucha nostalgia por un tiempo no vivido. La época de las series de súper acción de los 60s.Algo que conocí viendo los videoclips de los Beastie Boys o Babasónicos en mis 12 años. Te podría decir que el arquetipo del personaje hay mucho de la saga de Death Wish de Charles Bronson de quien soy fan. Esta heroína solitaria que sale hacer justicia por mano propia tan badass. Es una moral estética del cine. Para mi Charles Bronson es el gran héroe de acción, desde Hard Days una película formidable a El mecanice. Ese cine de los 70s sin subtramas, simple directo fue una gran influencia en nuestra serie. También Cecilia vendría a hacer una suerte de Pam Grier en la trilogía de Coffe, Sheeba Baby y Foxy Brown dirigidas por Jack Hill, otro gran director que trabajo el imaginario femenino de un modo rudo. Hay muchas escenas inspiradas en Sheeba Baby, incluida una lógica de montaje. No sé, hoy ves películas como Promissing Young Woman, que tiene un final muy interesante, y es inevitable pensar en Coffe de Pam Grier. Y en la plasticidad hay citas que van desde Irma Vep de Oliver Asayas, Las Vampiras a obviamente La mujer Biónica, Los vengadores, Sérpico de Sidney Lumet y hasta Diabolik de Mario Bava. Lo mismo en su efervescencia pop de Barbarella de Roger Vadim que hizo para Jane Fonda. Roger Vadim era un maestro. Un cineasta valioso como Armando Bo abuelo. Salía con las muchachas más bellas del cine, padecía de bellezofilia y era de acuario. Era un dandy del cine de autor rebelde francés. Me siento muy identificado con él. Para empezar soy de acuario. Y Ceci me parece el rostro más bello del cine nacional. Combina la pulposidad con unas facciones de muñeca que derriten. Su belleza es tan determinante como inmoral. Y su valor es que es un cuerpo, sus pechos, su altura y rostro todo tan natural. Sin cirugías. Es como esas actrices a lo Monica Belucci, o Bardot. Como director se agradece mucho. No hay en su generación una actriz que pueda tanto desde la imagen.

¿Cómo seleccionaste a cada uno de los intérpretes invitados para cada episodio?

No todos los actores se animaron a los roles de Victoria. La serie ponía en jaque a los hombres todo el tiempo. Trato de alejarme de mi género y hablar como artista, verdad? Hay mucho machismo peligroso y aceptado en la sociedad que no se entiende como se le sigue dando lugar. Que en los medios exista un tipo como Antonio Birabent que compara al tetazo con un pijazo o con el nudismo es de un sexismo alarmante. Por el contrario Benja Vicuña es un padre conmovedor que respeta a la mujer y habla de la nueva paternidad. Él fue el primer actor en sumarse. Y tenemos, como sabes, el proyecto de Sirena. Mi conexión con él fue del minuto cero. Ambos padres y que fuimos juzgados por rehacer nuestra vida y elegir el camino del amor. Esa sensibilidad que tiene hizo que el rodaje sea muy beneficioso. También es cierto que él se sumó desde el trailer de venta. Por otro lado Favio se atrevió a uno de los roles más ásperos de la serie y se apoyó en un lugar dramático como nunca lo vimos. Yo me eduque viendo a Favio en el teatro y filmamos juntos para sus obras y mi película Los Conquistadores de la comedia. Favio es un amigo del arte y te diría que hasta un mentor. Con Inés también queríamos trabajar desde antes. Y con Emilia tenemos varios proyectos. Con todos los actores tenia buena relación y a los que no conocía algún actor o artista les decían que tenían que filmar conmigo. Como el caso de Natalie Pérez que el propio Andrés Calamaro le recomendó que filmemos. Aunque Victoria se filmó en pandemia reunimos al elenco difícil que no filmaron en pandemia salvo nuestra serie. Como Muriel Santa Ana o Federico D Elia. Hay una mística medio Soderbergh en el elenco. Porque yo soy un autor underground con un reparto de primeras figuras. Es un proyecto muy único. Muy aventurado.

¿Por qué crees que en Argentina no hay una búsqueda de la particularidad y desde ahí construir ficciones? Estamos atados siempre a modelos “for export”?

Que pregunta tan interesante. Discuto mucho sobre el modelo de lo que debe ser nuestra voz. Para mí el estreno más interesante del año es «Okupas» y es una ficción que tiene 20 años. Dicho hecho está diciendo algo muy significativo. Valoro mucho a Bruno Stagnaro, así como Luis Ortega y Adrián (Caetano). «Victoria» viene de esa escuela autoral de autores que se ven en una cruzada de serie y no se desdibujan en el derrotero. Bueno, «Los Simuladores» es la medalla de oro del podio. Nosotros jugamos al tributo en el personaje de Fede D´Elia en el capítulo final. Y tener a Nora Mazzitelli como guionista, que fue y es parte de todo ese universo de estas producciones que lavaron el rostro de la ficción nacional nos hace sentir muy orgullosos. Lo cierto es que no hay cine fuera del cine independiente. Cuando vemos cine sucede cuando estamos viendo cine independiente: Allen, Spike Lee, Richard Linkater, Sofia Coppola, Peter Bogdanovich, o Adrian Caetano, Los simuladores, etc. Por fuera del cine independiente se podría decir que solo se trata de una utilización del dispositivo del cine para producir un producto netamente comercial: Luis Miguel, Avengers, Star Wars, Metegol, Apariencias. La mayoría de los directores main, o que estrenan series en plataforma con un nombre autoral, tienen mínimo diez años más que yo. Hay una voz popular que mi generación no está participando. Y como dice Quentin Tarantino el cine indie ha muerto y solo quedan pequeños suspiros. En ese suspiro nace Victoria. Igualmente creo que sí gestamos un dispositivo for export con la serie que podría replicarse en otros países.

 

 

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