Escapando a los lugares comunes del sub género de zombies, “Virus 32”, de Gustavo Hernández, se resignifica por la resiliencia depositada en el personaje central, Iris, encarnado magistralmente por Paula Silva, para que esta historia, que habla de una joven madre que intenta sobrevivir a un extraño virus que está acechando con la humanidad, y con su familia, es solo el disparador para una reflexión mucho más profunda sobre cómo se lidia con miedos y deseos.
Haciendo Cine pudo hablar con Hernández, Silva y Pilar García durante su visita al país para presentar el proyecto.
¿Cómo se resignificó la película al ser rodada en pandemia?
Hernández: Yo tenía la historia hace siete años, con un esquema de producción muy ambicioso para la región. Estuvimos peleando para conseguir la financiación y pasó que el Club Neptuno, ícono de la ciudad vieja y Montevideo, quedó abandonado. Fue entonces que decidimos trasladar el relato allí. En el medio salió la financiación, así que reescribimos todo para eso. Filmamos un día y explotó la pandemia. Tuvimos que volver a los cinco meses, y con una nueva escritura desde el lugar que nos resignificó el relato.
¿Fue complicado el viaje?
Silva: Muy intenso, con mucha exigencia física y emocional, de mucho trabajo y entrega para lograr lo que se ve. Ensayamos mucho con Pilar el vínculo. Fuimos al club para conocerlo, y todo requirió de mucho tiempo. Para mí fue el rodaje más difícil y exigente que tuve que vivir, porque todas las escenas tienen complicaciones de acting y técnica. Pero eso fluyó en el resultado.
García: Fue mi primera experiencia y aprendí un montón. Fue todo como una familia, transmitiéndonos lo que queríamos transmitir.
¿Cómo fue el estreno en Uruguay?
Hernández: Muy bien. Tiene muy buen boca a boca. Nos sorprendió, pero era algo deseado porque la hicimos con el corazón. La pandemia nos unió mucho, trabajando con protocolos. La rodamos y terminamos estando en pandemia, y cuando ves que el resultado final le gusta tanto a la gente como a la crítica es una sensación muy linda.
¿Fue difícil personificar a esta madre tan valiente?
Silva: Fue un gran desafío porque no soy madre, así que tuve que buscar la verdad dentro de un vínculo que no sé cómo es. Por suerte lo trabajé mucho con Gustavo, con el guionista, Pilar y con mi madre, que fue un gran pilar en el proceso creativo de Iris, y al conocer a Pilar todo fluyó, yo me sentí muy identificada con ella, una madre resiliente, que creo que muchas mujeres se sentirán identificadas con ella.
Hernández: El personaje se tiene que hacer cargo, esquiva cosas, y en la película le toca hacerse cargo.
Silva: El vínculo con Pilar desde el primer día apareció.
García: Al principio iba a ser con otra actriz, pero fue fácil igual.